Càmera Glòries
El edificio del Ayuntamiento situado en la Diagonal 240 funciona como un gran mirador sobre la Plaza de las Glòries. Convirtámoslo en una gran cámara fotográfica. Para llevar a cabo este proyecto será necesario cubrir con plástico o cartón opaco las ventanas de alguna sala por determinar, con el fin de crear una cámara estenopeica gigante dentro de la cual pueda entrar el público. Con esto obtenemos distintos resultados: en primer lugar, generar una "experiencia inmersiva" analógica que ha fascinado a la gente durante generaciones y que todavía hoy, cuando se realiza, sorprende. La imagen creada a través de los rayos que se cuelan por el pequeño estenopo practicado en este cierre opaco que hemos hecho en las ventanas, genera una imagen del exterior que se proyecta hacia el interior de la sala, invertida, en color y en movimiento. Una experiencia sorprendente para quien no la ha vivido.
En segundo lugar, explicar el funcionamiento de una cámara fotográfica. La percepción directa de este fenómeno óptico permite comprender el origen de todas las imágenes que hoy están tan presentes. Es como estar dentro de una cámara gigante, con las reflexiones que esto comporta: la diferencia entre realidad e imagen proyectada, y sobre el uso sin precedentes que estamos haciendo de este efecto óptico a través de nuestros dispositivos móviles en esta sociedad de redes y comunicación.
En tercer lugar, obtenemos una imagen en tiempo real de la Plaza de las Glòries dentro del Departamento de Ecología Urbana del Ayuntamiento, provocando esta confrontación entre el lugar donde se genera el pensamiento y se proyecta la ciudad, y la imagen que la propia ciudad ofrece. Toda la información que allí se ha generado sobre este tema (contenida en el material expuesto en las paredes) queda iluminada por la proyección que la plaza ofrece en ese momento preciso. El material expuesto no necesita tener un valor especial, puede ser material de trabajo, antiguos dosieres sobre las Glòries, proyectos actuales u otros de distintas etapas. Planos descartados, planos utilizados, renders, perspectivas, documentos escritos... simplemente para poner de manifiesto el coste de proyectar la ciudad, de pensarla, lo que se debe trabajar para llegar hasta allí, la cantidad de recursos, tiempo y personas que han sido necesarias para llegar a conseguir tener esa imagen que lo inunda todo y que es el resultado de años de reflexión, trabajo y toma de decisiones. Poner en valor todo el trabajo que hay detrás de un proyecto de esta envergadura.
Finalmente, es posible que con estas yuxtaposiciones aparezcan relaciones, se establezcan conexiones entre parte del material y algún elemento proyectado, y que se generen situaciones que inviten a reflexionar sobre lo que nos propone el festival: ¿cómo afecta esta confrontación entre proyecto y proyección a las culturas / especies / generaciones / materias / clases que se ven reflejadas? ¿Cómo se pasa del proyecto a la realidad, cómo se trasladan esas preocupaciones del papel a la plaza?